Hubo un puñado de selecciones que seguramente esperaban hacer algo más en el mundial, por nombres, por jerarquía o porque su listón estaba más alto, y sin embargo se regresaron antes del objetivo previsto.
México: La Tri azteca no tuvo un proceso continuado desde que fuera eliminado en los octavos del 2006, en el camino contó en el banquillo con Hugo Sánchez, Sven Goran Eriksson, y finalmente con el Vasco Aguirre. El objetivo: quedar entre los 8 mejores, el tan mentado quinto partido. A pesar de clasificar en un grupo muy complicado (victoria ante Francia en el medio), hipotecó gran parte de sus opciones tras la derrota ante Uruguay que lo puso de nuevo en el camino de Argentina, una de las grandes favoritas, ante la cual cayó inevitablemente eliminado.
Costa de Marfil: El poderoso cuadro africano, plagado de estrellas del fútbol europeo, como Drogba, Dindane, Touré, Romaric, entre otros, tuvo la mala suerte de quedar, una vez más, encuadrada en un grupo muy complicado. No pudo pasar del cero en su debut ante Portugal, y las cosas se complicaron con la derrota ante Brasil. La victoria ante Corea del Norte quedó como anécdota para una selección que esperaba seguramente hacer de este un mundial para el recuerdo, y que el sueño apenas duró un trío de cotejos.
Portugal: Bajo la estela de su megaestrella, Cristiano Ronaldo, ahora devenido en capitán, los lusos cavaron su foso al armar una escuadra alrededor de un tipo que desconoce el sentido de que el fútbol es un deporte de equipo. Más preocupado por las cámaras, CR7 no fue aporte decisivo para su selección, que dejó poco para la memoria, más allá de un histórico 7-0 ante una pobre Corea del Norte. Apenas las buenas actuaciones de Tiago, Fabio Coentrao o Meireles se destacan en un equipo que ante España pecó de miedoso y con pocas variantes para darle la vuelta a un partido que los dejó fuera de la cita. Poco para tanta expectativa.
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